viernes, 28 de septiembre de 2007

P(L)OP ART


Observó su rostro en el espejo. Como la vez primera, no se distinguió. Su rostro contraído, enajenándose. Él, el otro, lo saludaba desde este lado.
Un prospecto de parapsicología insistiría en que eso es provechoso. Pero no permitido, el extrañamiento. El rostro no suyo y sí; ahora pasó a ser una litografía de lo desconocido inmortalizada en envases desechables. Sopas Campbell. Tiras de cómic norteamericano. Tanda publicitaria en un programa de subcultura tropical.
Como Marilyn, como JKF, Nietzsche y el Che, una banana, mariposas, armas, monos, zapatos, arengas maoístas. Lo que está programado para desaparecer en la consistencia de los pósters.




El hombre que quería ser sábado acontece su abandono en las tardes de domingo, acariciando lo áspero sobre la mesa de la Vecinal. Y es bautizado en ginebra y cotillón vencido.
Cual cortinado de años de jubilación, detrás de la barra caen las fichas de dominó. Ninguna música. La pantalla de TV fustiga en retro blanco y negro: “los payasos, papá, los payasos...”



miércoles, 26 de septiembre de 2007

FASE

Canción para sumergirse en un plenilunio

martes, 25 de septiembre de 2007

SACUDIDAS

Empiezo a no creerle.
Se me vuelve peligroso e imprudente marchar después de tantos temblores. No hay punto de llegada.
La grieta se agranda, convirtiéndose en irreversible.
Un fagot aúlla anticipando el acabose.

¿Quién dijo que el vacío no duele?




BÁQUICOS Y APOLÍNEOS

De súbito, sin previo aviso,
se eclipsó la luna,
se desbarrancó el fuerte,
se hundió la isla,
vomitó su lava el volcán dormido.
Contra todo pronóstico, arrebatadamente,
se paralizó el sistema,
estalló el artefacto explosivo,
se evaporó la fuente,
se atoraron los mecanismos de control.
En un descuido, con agilidad,
perdí el rumbo,
cometí el pecado y lo supe,
me quedé sin oxígeno,
permutaron mis células.


Más allá de las muecas,
en plena representación de esta comedia,
heridas internas me delatan.
No se trata de sangre;
se trata de fascinación y escepticismo.
Y algo de pá ni co.


(Sí, sí: ya volví al bosque,
abracé la belleza
y perdí todo lo demás)


El tiovivo sigue con sus vueltas,
yo insisto.
Aunque jamás, nunca tal vez,
alcanzaré sortija alguna.


Cuando te veo y me deleito,
cuando acudo a la cita y no estás
así me siento.
Emoción abismal,
fatiga del lenguaje.
Receptáculo de todas las afirmaciones,
la meta de mis contradicciones,
tú.
Por dios!
Que alguien me diga sí,
para que finalmente sea capaz de decirte no.
Pero tu boca esquiva no emite la pregunta,
entonces…


[No. No pienses nada.
No contribuyas a esta enfermedad.
Contame tu chiste más naif,
yo pondré las carcajadas
y el cometido resultará airoso.
Después, como lo hacés siempre,
volverás a tu soledad amurallada]

lunes, 24 de septiembre de 2007

DOCUMENTAL

Me encanta cuando los norteamericanos hacen mea culpa. Sobre todo si lo hacen muy bien.

sábado, 22 de septiembre de 2007

De elefantes

Él insistía en que el elefante es la perfecta imagen de la tristeza.

Más tarde tuve que darle la razón.
Me encontré con esa imagen infinitas veces, huyéndole a los espejos por los desfiladeros del alcohol, las sonrisas de fiestas de casamiento y las proposiciones correctamente formadas.
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viernes, 21 de septiembre de 2007

URTICARIA

Adversa a los vernum tempus, la mariposa pasea arrogantemente su anarquismo. Cuando aletea, en torno a ella se abre una burbuja que la protege de los ácaros, de las hormonas adolescentes en agitación, de los requiebros, de la vida impertinente, del arco iris.
Óptica femenina: la desilusión está en la raíz de cualquier resentimiento, su fruto es la repugnancia a los desmanes.
Flower power subvertido. Cortesía de los inframundos despóticos, antipropaganda al florecimiento, escarnios a Deméter y sus esporas afrodisíacas.
Disparen contra todas las epifanías de la prosperidad.
{Si era feliz con ella jamás se le notó}
Desabrimiento en las impresiones del espíritu, escozor del corazón eréctil.
Habrá que andar con cuidado, y no embriagarse con pseudobienestares hasta el próximo marzo. Natalicio, sarpullido, ecuación.
Que su enemistad con el equinoccio más fiestero no es un mero berrinche de lepidóptero mal llevado. El asuntejo tiene asideros axiodialécticos, alquímicos y dermatológicos. El que pueda entender que entienda, rasgue sus vestiduras y se unte los brazos con Benadryl.
La verdad reposa entre dos llaves.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

ESTE FUTURO YA LO VIVÍ

Agamenón se acercó al ventanal y volvió a pensarlo. Esa noche de agosto prometía ser interminable, consecuencia lógica del insomnio convocado por unas cuantas bebidas energizantes. Abarcó con su mirada severa el espectáculo que desde allí se desplegaba sin fronteras. Los fundadores de la ciudad habían desistido de buscar al absoluto, y debido a esa postura metafísica no existían elevaciones de ninguna clase: ni rascacielos, ni edificios, ningún obelisco, ninguna cúpula o antena; las corrientes eran controladas desde lo subterráneo, verdadero centro vital de ese planeamiento urbano. Todo era horizontal, secuencial, sutilmente aplanado. Los resultados de una estética exquisita programada con meticulosidad. Nada se había perdido, y nada resultaba excesivo. Quizás la razón de todo era que Dios se había hastiado de su propia histeria, condenándose en su omnipotencia caprichosa a aniquilar cualquier mecanismo de seducción y atracción hacia su esfera. Aquellos hombres sabios, duros y prácticos, lo habían entendido bien, sin recurrir a oráculos ni pociones.
Desde algunos rincones estratégicamente ubicados del loft le llegaba el sonido de la lluvia reproducido electrónicamente. Una invitación constante a la meditación y al reposo. Algo que empezaba a detestar y considerar como una intromisión en su hermético y particular mundo. Repitió con lentitud su propio nombre, regodeándose en cada letra, y una sonrisa mordaz cruzó cual saeta su rostro viril y compacto. El que disfrutara del deletreo tenía una justificación filológica: el griego era una lengua que podía, aún hoy, ufanarse de una riqueza morfológica insuperable. "Agamenón, el ensimismado", solía decirle su madre. ¡Qué ironía y qué silogismo perfecto! Su nombre remitía a una cultura extraña y exótica, que lo dejaba fuera de lugar. Siempre sintió que no encajaba. Un excéntrico, la excepción, jaque mate a los paradigmas. El elemento exuberante en un desierto que era la síntesis perfecta entre un pitagoreísmo tardíamente refinado y un minimalismo zen que dominaba la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad. La parquedad y la equidad ascética era lo que se imponía. Y, a la vez, cierta atmósfera de dilatación infinita (una obra digna de admiración).
Suspiró, conmovido. Un golpe de aire frío entró en la habitación despojada, erizándole la piel. Se entregó sin reservas al disfrute de esa sensación. Era éste un ejercicio al que se obligaba cada día, un hábito resultante de muchos años de estudios y prácticas alquímicas realizadas en la clandestinidad. Tal ocupación constituía su orgullo, su pasión, sus domésticos actos subversivos. Sentir y percibir se habían convertido, en el momento histórico actual, en una apostasía imperdonable. Una degeneración de la especie. Para él, que siempre se movía con elegancia en las fisuras del orden establecido, eso era el oasis elegido. Había sido el propio maestro de su cuerpo y de su espíritu, y estaba seguro de que lo suyo sería tildado de aberración pedagógica. Desde hacía varias décadas venía llevando a cabo el experimento, contradiciendo los cánones de la ciencia, en su carne y su alma. La meta de un cosmos reservado, hecho de jirones de lecturas caóticas y compulsivas, prohibidas por su desafío a toda medida. Afán de ebriedad, de desmesura, de exorbitancia, de desborde. Irracionalidad, evocación báquica de la vida. Lo que impedía el sueño, comprimiéndolo en una cordura que no aceptaba y hacía asfixiante la existencia.
Al amanecer de ese día, que ya declinaba, se había despertado con la convicción de que había un solo modo de terminar con todo. Su radicalismo extremo se había mantenido oculto por mucho tiempo, y ya era hora de ejecutar el acto final, de presentar abierta (muchos dirían grotescamente) el poder de lo simbólico (eso, que exige interpretación). Decidir, decidir: su obsesión. Ya no resignarse a los designios del sistema. Nunca más este resentimiento desde los márgenes. Basta ya. Basta.
Lunático, viscoso, tan matemáticamente preciso, el líquido inundó su mente, su corazón, violentó las arterias y lo llenó de añoranza, de estupor, de ansiedad bélica. Todas esas guerras ancestrales yacían ahora en él, carcomían sus pulmones y su hígado, como acrobacias, como el buitre obediente a su cometido de verdugo. Volvió a escuchar la voz que lo acompañaba desde su infancia, esa que sólo en sus oídos resonaba, la música del pasado gimiente que lo llamaba a la liberación...
Ahora verás y entenderás de una vez por todas, falta poco, aguanta en tu desesperanza. Camina por los clavos, faquir romántico e insolente. Hazlo, aunque estés narcotizado. Aquí no hay treguas, ni banderas blancas, ni prescripción alguna. Conjúrate contra toda absolución, abraza todas esas magras ilusiones hasta amarlas sin pecado, abusa de las lágrimas, chilla y mira a los ojos de lo que deseas, frente a frente, hasta que se te nuble la visión. No te rindas. Al fin, te será dada, más allá de los residuos y los padecimientos, en clave de poesía, la eternidad impalpable.

lunes, 17 de septiembre de 2007

ADAEQUATIO ROCK

Cuando el cantante de Cielo Razzo terminaba de decir
Esta tumba no se tapa hoy, ese hoyo tendrá que esperar...

el suelo del Centro Cultural ATE Casa España se quebró, abriéndose hasta hundirse en el sector donde el pogo era más desenfrenado.
Y para mí fue muy gratificante estar ahí presenciando el acontecimiento, siendo testigo de la correspondencia entre el lenguaje y las cosas, convalidando esa postura de que "el arte se adelanta siempre a los hechos".
El son profético completo:
Considero pertinente informar que las que anteceden son apostillas al evento, porque mientras éste duró me sentí senilmente desubicada.

domingo, 16 de septiembre de 2007

PROGRAMA DE ABSTINENCIA

¿Antes o después? -pregunta el hilo.
Los bastidores contienen la risotada, la continuidad se desploma allí mismo y es parido el nudo en el pulmón de la trama.
Si aciertas a ajustarlo mayeúticamente, el reloj biológico te señala la era de los rituales ineptos. Cada signo es implacable, incluso irritante. Una bipolaridad simulada no te ayudará a gambetear la entrada en el llano de lo indiferenciado; los especialistas (apócrifos) sostienen que el inicio es siempre abrupto, sin preferencias ideológicas o estéticas. Por ahí, el logro de algún porcentaje a favor, nadie lo sabe.
Un organigrama algo obsoleto tiene muchas probabilidades de funcionar como amuleto del plan, o un señuelo del hoyo que se retarda en abrir. Urgen creativas implicancias para neófitos; que sean tácitas y no muy edulcoradas, por favor.
Tumba de los días floridos, de nuestras miradas encontradas, de los silencios picnic, el consejo con puntos suspensivos.
Ya no resulta divertido jugar al gallo ciego. Y yerro al conjugar en infinitivo presente esta sitcom, no resuelvo el silogismo, me hallo inhabilitada para sublimar en conveniencia tu inesperada escaramuza de escape. En el telar quedaron engomadas mis chances de prosperidad. Ya se me borran las nervaduras ¡quién se arriesgará al reconocimiento! Hileras de náuseas han vuelto. Toco las fibrilaciones de mi alma, carraspeo un oxímoron demente, pero no hay caso... no doy con la salida de la cueva.
Eh, vos! prendé algún farol, una colilla, un sol de noche, ALGO!

viernes, 14 de septiembre de 2007

APOCATÁSTASIS

Un profesor de Teodicea solía insistir en que la gracia divina no es un mero agregado a la naturaleza humana ("la frutillita del postre" era la imagen que usaba para explicarlo), si no que la restaura en su totalidad por medio del acto redentor de Jesucristo.
A mí el argumento nunca me convenció mucho, quizás porque ya entonces mi fe andaba trastabillando (eso hubiera concluido él, que adhería a la postura tomista de creencia y razón armonizadas y reconciliadas; yo siempre me sentí más acogida por el Credo quia absurdum atribuido a Tertuliano). El tipo (dirigente de un influyente movimiento de la Iglesia Católica) lo repetía hasta volverse realmente denso para mi escasa paciencia de 22 años; el resto de mis compañeros asentía obsecuentemente mientras yo me hundía en las sombras de la marginalidad intelectual, como si fuera una estudiante reclusa o el elemento exótico entre los aspirantes a filósofos.
La academia donde trascurrían mis molestias era la facultad de filosofía de una universidad católica. Si hubiera sido una alumna obediente y dócil, ahora estaría doctorada en hipocresía, como la mayoría de los egresados de ahí (eximo de tal rótulo a los titulares de filosofía medieval y filosofía moderna: el primero falleció, el otro abandonó la docencia formal y se dedica a hacer esculturas con cantos rodados y enseñar filosofía a personas de la tercera edad).
Años después, probé la misma carrera en otra institución estatal, pero también me hastié (aunque el proceso no fue tan traumático). En esta oportunidad, hablé por primera vez de mis confusiones con el profesor de estética, que me señaló un camino ríspido y solitario como el conveniente a mis inquietudes y aconsejó: "decida lo que decida, no abandone la filosofía. La filosofía es acogedora".
Como si no fuera conciente de que en esta relación con el saber la neurótica, ácida e histérica soy yo.
Sin embargo, siguió rondándome aquel viejo asunto teológico. Mi naturaleza humana machucada en todos sus contornos no dejaba que lo olvide.
Creo que voy dándome cuenta de qué se trata: mi vulnerabilidad es altamente inflamable, y al penetrar en ella la gracia omnisciente se derrite como crema candy, perdiendo eficacia. Si me encontrara con el viejo profesor de teodicea le espetaría eso, y de yapa esto otro: "andá a vender a otro lado tu catálogo trucho de Comunión y Liberación, farsante. Que yo prefiero quedarme con mi patética infelicidad lúcida".
···
[escribí la anécdota sólo para ponerle de título mi palabra griega favorita: por cómo suena, no por su significado. Así que ya les aclaro cuál es lo verdaderamente importante en este registro]

CAMISETA

"Por probar el vino y el agua salada"
LA MÁQUINA DE HACER PÁJAROS
+
Se me ocurrió un diseño para remeras.
Esta sería la parte de adelante
y atrás vendría la firma:
(me parece que no sería un éxito de taquilla)

miércoles, 12 de septiembre de 2007

QUÁSAR

El acostumbramiento es un fenómeno de acreción. Contagioso, también. En su territorio bullen los magros ingresos, el gesto inesperado de desprecio, las pésimas administraciones gubernamentales, la ciclotimia climática, las plantillas para corregir el pie plano, la bolsa de agua caliente, el abandono, la indiferencia prolongada, la conexión defectuosa a Internet, la falta de respeto, algunas cosechas deplorables.
Deberían haberlo prevenido. Porque antídotos hay. Remedios que sólo se consiguen en este universo degenerado, el topos sensitivo. Pero él andaba sin amigos, atontado por la meretriz que mece la cuna: justo cuando el aroma a melón comenzaba a erizarle la piel lo tentó la duda, lo picaneó una culpa, y se esfumó; sin dejar rastros.
Se residua en otros que no puede ser. Virulenta trascendencia.

martes, 11 de septiembre de 2007

El Gen Argentino

Yo voto por Borges.


Éste,

lunes, 10 de septiembre de 2007

RESPIRACIONES

El eco
empujó las piedras
hacia el otro lado del arroyo.
Los ví
junto a mí,
respirando profundo,
apenas tocándonos los dedos,
removiendo espectros,
sollozando
silencios ya vencidos,
fugas rezagadas,
odios tribales,
amnesias.

El demonio
toma el martillo
y hace lo previsto:
suena hueco,
atronador,
vacío...
pero no ha de cambiar
una sola coma de la Ley.

Legiones,
laberintos,
ese barco plateado.
Un nuevo comienzo
[sin consultar al más allá]

¿Y si T O D O
FUERA POSIBLE
y yo
me perdiera
entre los musgos,
azulada?

VERBAL


Carlos Varela Una palabra (banda de sonido del film Man on fire)

Ella, la peor de todas.
La primera y la última. La amada y la odiada. La prostituta y la santa.
El remedio y el veneno. La señora fugitiva.
La niña de los pasos ligeros y la aridez en el ojal.
La artesana de estigmas y de abismos.

Mis sueños están hechos de palabras invasivas, que tiran de las sinapsis hasta despertarme. Verdaderas ocupas de mi cerebro intoxicado de grafías y sonidos guturales. La mí­a es una ansiedad de papel, de tinta, de registro. En una vieja y sincrética bitácora dije alguna vez que mi vida es una excusa para que ella sea. Mi existencia, un patchword. Mi historia, un palimpsesto. Y si no fuera por esta obsesión por la semántica, yo hubiera sido una excelente copista. Una traductora obsecuente de fragmentos inentendibles, la miniaturista estrella de alguna abadí­a utópica, una escriba alucinada al servicio de letras dibujadas con polvo de oro y tintas coloridas, rubricante poseída por las líneas de guía en un vellum, adoradora de signos cuneiformes, vestal protectora de las huellas incandescentes sobre el papiro.

En medio de tanto exceso de comunicación, desearía convertirme:
en un signo de admiración: alto, extendido, infinito con remate
un silencio de semicorchea,
un acento circunflejo al principio de la sílaba,
una clave de fa,
una delta atiborrada de microscópicas mariposas azules al comienzo de un himno, en un salterio.

Escribir la escritura.
Escribir sin sentido, desenredar la trama de los códices con delicadeza.
Pasar la piel gastada de mis dedos por la piedra grabada, por el relieve en la cartulina.
Absorber de una sola inhalación el vaho pérfido de los manuscritos más antiguos.
Engañar a la locura del devenir, entrando a la eternidad como una palabra.
La más usada, y a la vez la más temida.

viernes, 7 de septiembre de 2007

SEIS ESTROFAS PARA UN REVERENDO

Vos lo insinuás, vos lo tenés
REGRESSUS
Esto que vuelve,
como soplo de aire fresco
brisa de verano presentida y añorada,
como oasis en medio del desierto,
el silencio que abre caminos a la música,
timidez abatida, nenúfar desplegado.

Esto que vuelve,
tristeza infinitísima,
resabio de inconfesables esbozos oníricos,
plegaria repetida en solitarios atardeceres ,
amistad alimentada por palabras y miradas,
nostalgia de lo que pudo haber sido.

Esto que vuelve,
con su carga de misterio,
fuente de desvelos nocturnos,
ansiedad que se mitiga a ratos,
pan de cierto eterno inconformismo,
tópico de verdades y por qués.

Esto que vuelve,
agua que sube desde el subsuelo,
recorriendo impenitente cada músculo
y libre de diques finalmente estalla
hacia la luz, hacia el espacio
reconciliando al yo y al universo.

Esto que vuelve,
para cantar antiguas melodías
y reír, enfrentando al espanto,
con la fuerza quimérica del nosotros
y el impulso anarquista del deseo;
para callar, para abrazar, para seguir.

Esto que vuelve,
y dice sí, aquí y ahora,
en la presencia luminosa del milagro.
Esto que vuelve,
el homenaje a un nombre melodioso,
a su alma oculta tras los ojos melancólicos.
Esto que vuelve,
barco sin muelle ni timón,
desasosiego.
Esto que vuelve,
inesperadamente...

jueves, 6 de septiembre de 2007

DE PROFUNDIS

A mí la nostalgia no me tira para atrás.
Será que mi pasado más pasado se deleita danzando en las superficies.
A mí la nostalgia me sumerge en las honduras (subterráneas o siderales), me arroja a la extensión, me abrocha a las dilataciones.

No sé si a otros les funciona así.

martes, 4 de septiembre de 2007

St. Rose's storm

Dentro del libro de Giorgio Colli reposaba una foto suya, tamaño carnet. Allí estaba, sonriéndome desde sus cuatro o cinco años, sobre los aforismos de la página 87: Impotencia y horror, Dionisíaco y barroco, los primeros renglones de Despojamiento místico. Probablemente nada es casual, o yo estoy subconcientemente bien dispuesta a las claves numéricas. A media tarde de cualquier día de septiembre me rindo.
"Está anunciado lluvia para esta noche. La verdad es que hace falta una buena lluvia" -dice mi padre.
Asiento. Me hace falta una buena lluvia. Una que borre todo lo que se quedó en el intento. Y, ya que estamos, se lleve con su acuosa potestad las turbulencias inútiles que me acosan.

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EL BANQUETE

Vos esperabas el festín,
con ansias metafísicas
de violentar el tiempo y el espacio históricos.
Yo llegué sigilosamente,
extraviada en el camino,
avergonzada
de mis cinco panes y dos peces
(todo lo que me quedaba para ofrecer).
Sin embargo, entre los dos tendimos la mesa,
hicimos acopio de palabras robadas,
postergamos el vino,
-sólo un momento,
el de su premura-
invocamos a Orfeo.
Será porque tuvo que ser,
¿será que lo deseábamos?.
Azares y necesidades ancestrales.
El milagro aconteció
por obra y gracia
de nuestra afirmación de la vida,
la salud de los instintos,
el hartazgo de las conciencias
mendicantes de señales.
Ocurrió,
se abrieron
senderos en el bosque.
Y fue multiplicación,
ad infinitum y sin precedentes,
saciedad de cierto hambre
de presencia,
de suavidad y jazmines,
de resplandor.

lunes, 3 de septiembre de 2007

CALAÑA

La salvación es un cuento persa

La lágrima rodaba en el círculo verde manzana. A trasluz se podía ver, como en una cinta de Moebius, los hitos de su rutina hipnótica. Quiso ser himno fúnebre, camelia amanecida, enzima destacada, corista de Pink Floyd, perra andaluza. Una vez descifró el enigma de su existencia en las manchas de humedad de la escalera caracol, pero la revelación resultó fatal para su ecuanimidad disciplinada. Ahora eructa conflictos, por ahí [antiguos prejuicios]. Corta el café con leche en polvo descremada. Y consulta el Infoclima todos los días antes de las diez.

ACÁ ESTÁN, ÉSTOS SON

Las caras y nombres para putear en los próximos 4 años:

Griselda Tessio, vicegobernadora. Hermes Binner, gobernador. Miguel Lifschitz, intendente reelecto de Rosario

Mario Barletta, intendente de Santa Fe

domingo, 2 de septiembre de 2007

VUELO

Voto por el despegamiento del cuerpo.
A fin de que el alma se deslice cantarina a través de la solidez de las cosas.

(supongo que el que mi padre haya pintado de blanco las puertas y las ventanas de la casa tiene mucho que ver con este estado anímico)