que mis pies se desprendan del suelo,
que el aire se intoxique de frenesí
y besos desbordados.
Quiero pulverizar la piedra
fundir la cera de tu coraza
para que fluya la miel
permíteme.
Cuando atardezca el deseo
me volveré corola
daimon en tu sien
parpadeo ebrio
torrente pulsional.
Comparte conmigo
la copa de la desesperanza
hasta que nos desangremos
se inunde el siglo viejo
con nuestro entusiasmo.
Que estoy a punto
y exploto.
De otro modo,
si te distraes
o conjugas en clave monacal
sería una pena.
Vacía y estéril
expiación.
2 comentarios:
Ambrosía para el brindis.
Qué nivel!
Envidiable
Si con semejante preciosura de ofrecimiento no acepta... pobre de él, lo que se pierde.
Saludos.
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