martes, 10 de julio de 2007

Quisiera abrazarme a una soledad buscada, encontrada y aceptada. Encaramarme a ella como al minarete de una mezquita, convertirla en espacio de eyección al interminable desdeñoso. Que mi soledad esté en mediodía, suprema última altivez.
Mientras tanto, ando a los tumbos. Eclipsada de sal. Titilante de vacío. Mi pena no ha madurado, el tiempo no la promueve a estrella señera, aún no se anima a contemplarse a sí misma con amor.
Me siento desterrada, nómade, paria vigilante ignorante de su verdad. Reedición de un intento. Insistiré en el cometido de la durabilidad hasta que el volcán de mis emociones logre vomitar sus pudorosos secretos. Y, al fin despierta, me confunda con la expansión del universo.
Por ahora, renuevo la cataforesis de mi corazón estriado.
Escribo. Digo. Muestro(me).

1 comentario:

Alyxandria Faderland dijo...

Etapa fulera esta; como dice la trillada cancion 'y no se si tu recuerdo me hace bien o me hace mal', es mas se sabe que hace mal, pero se busca recordar....
Se busca que ¿una voluta de humo que nos recuerde a alguien, una risa, una caricia, algo? se sabe que duele, que hace mal, pero el sabor agridulce del recuerdo pareciera justificarlo.