jueves, 2 de agosto de 2007

Memento mori

En torno a la muerte, todo es oscuro, grave, abismal.
En torno a la muerte, todo es parálisis, estéril, desierto.
En torno a la muerte, todo es abominación, condena, maledicencia.
En torno a la muerte, todo es degradación, conclusivo, hermético.
En torno a la muerte, todo es inapelable, desamparo, sed.
En torno a la muerte, todo es pérdida, tedio irremediable, desapego.
En torno a la muerte, todo es sequía, herrumbre, consternación.

No hay proeza más encomiable que el intento de decir la vida. Discurso difícil entre los difíciles. La vida es absoluta respecto a lo que exige: ser vivida. Y el lenguaje, con sus artilugios aparentemente pueriles, resulta la táctica y la estrategia con que hacemos frente a tanto espanto que nos acosa.

2 comentarios:

Alyxandria Faderland dijo...

Nada define mas y mejor la vida mas que su ausencia. Para algunos el lenguaje sera la forma de expresarnos, hacernos oir o exorcizar demonios, hacernos una armadura para no andar en carne viva por su camino y llenarnos de espinas; consuelo y desafio.

GISOFANIA dijo...

te das cuenta? por eso detesto tanto las definiciones, aún reconociendo su patético atractivo