Empiezo a no creerle.Se me vuelve peligroso e imprudente marchar después de tantos temblores. No hay punto de llegada.
La grieta se agranda, convirtiéndose en irreversible.
Un fagot aúlla anticipando el acabose.
¿Quién dijo que el vacío no duele?
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11 comentarios:
Sospecho que en un temblor todos y cualquiera son puntos de llegada
dos cosas,
1) la nada parece ser algo así como una epidemia generacional estos tiempos
2) nunca olvido esa definición de la esfera espantosa de pascal para denunciarme que la nada ronda: el centro está en cualquier lugar y en ninguna parte
Porque no existe ningún punto fijo.
Y eso, puede hacer que un temblor no sea diferente a estar paralizados. Pues la sensación de angustia ante lo incierto está en la base de todos nuestros estados.
Asterion: su fidelidad y puntualidad como comentador es increíble. Nobleza obliga hacerle un panegírico (eso sí, no lo considere una promesa, soy un poquitín inestable en primavera).
Qué bueno que haya bajado del avión, Cipriano, se lo extrañaba por estos campos.
1)se acabó la era de exclusividad, aún en los padecimientos.
2)los matemáticos y físicos han venido al mundo a atormentarnos con sus ocurrencias. dado el tenor de sus conceptos, seguro los envía la divinidad insatisfecha.
Querida Alicia: la certeza tiene sus propios estremecimientos, más terribles que los de la incerteza. Usted, como joven enamorada, sabe mejor que yo de eso.
Ohhh, desde ya que sí. Hay certezas más que alteradoras. Sabias palabras, Gisofania. Una certeza de las alteradoras, la suya.
Ya lo dijo ciserón, donde hay espacio, hay aire ... donde hay vacio.. existe algo.
Saludos, muy bueno el blog
Web Alvaro de VNC Santa Fe
PD.El diseño me llevo a olvidar lo que el sistema me llevó a reflexionar.
El vacío... my god... irrellenable.
Lindo post.
Si yo fuera mariposa, no me preocuparía tanto por los temblores. Guardaría el miedo para el viento.
Que no te fagotcite el abismo
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