A mi amigo Germán
Vagaba yo distraída
y me topé con tu pena.
Pena límpida, aristocrática.
Pena mágica, esférica.
Pena acústica, cándida.
Esquivaba yo la saga trágica
cuando tu pena me hizo señas.
Pena bizarra, viril.
Pena sabia, sacerdotal.
Pena hidalga, vigilante.
Maldecía a la vida –amarga mía costumbre-,
y en tu pena hallé reparo.
Pena dadivosa, fértil, múltiple.
Pena dulce, valiente, emperatriz.
Pena grávida, luciente, mística.
Bufaba mis fracasos ante el espejo,
me mostró el rostro tu pena.
Pena cítrica,
pena arrullo,
pena suave,
pena profunda,
pena cristalina,
pena de guitarras maestras.
Sobre el yermo corazón
tu pena derrama su rocío,
acunándome.
Se dilata el ojo de mi alma.
Bienaventurada transparencia.
Ahora miro al mundo
a través de tu pena:
un retablo del humano dolor.
10 comentarios:
Es fuerte.
Es que usted estaba dolida. La pena es dulce porque dice que se puede continuar a pesar de.
muchas gracias a los dos por la sensibilidad.
la pena es de Germán, sólo de él, y creo que es injusto que las penas sean intransferibles (si puediéramos cargarlas entre varios resultarían menos pesadas). sin embargo, esta vez, y tratándose de una persona muy especial (por su grandeza de espíritu), la pena logró el milagro de salir de su área privada y dejarme a mí (pobre mujer vulnerable) los residuos de su sabiduría...
Cuando la pena de una amigo nos hace amagos de existencia se vuelve tan presente que como sombra nos persigue y se nos instala de diversas maneras. La pena del en muy pocas oportunidades puede ser entendida por el otro. Pero a veces es tan viva que una la puede descifrar y vestirla de muchos adjetivos que la verbalicen. Siento mucho lo de amigo.
Acompáñalo.
Un beso,
Maya
Gracias en nombre de Germán, Maya (él aún no sabe de este post, lo ocupan asuntos más urgentes que leerme).
Bienvenida, también.
¿Te has derrumbado
alguna vez
sobre ti mismo
arrastrado por las ruinas malherido
mirado sorprendido
los destrozos
y pensado:
soy yo?
Los presentes,
bueno, todo el mundo,
te miran exigentes:
recomponte.
Te tambaleas
te agachas por un pedazo
luego por otro
luego por otro más
e intentas la reconstrucción.
*Thurídur Gudmundsdóttir (Islandia, 1939). Ha publicado siete libros de versos desde 1969
Gracias...
a vos...
Simplemente y maravillosamente: soberbio. para que decir algo mas cuando todo se ha dicho magistralmente (e ilustrado)
gracias, Alexandra.
Lo magistral es padecer el dolor con gracia. Tu caso, por ejemplo.
Ayyyy....
dicen que el amor cuando se comparte se multiplica y que con las penas, pasa lo contario....
Dulcemente triste pero no agridulce.
Muy bello, Gisofania. Muy bello y fuerte.
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