domingo, 27 de enero de 2008

CONSTELADO

CYGNUS
ballet para calmar ansiedades tributarias



Marginal de las turbulencias apocalípticas, el cisne se desliza mansamente. Animalidad en búsqueda de reposo. Con un giro de evocación, el delta hace feudo en sus pupilas: algo lo aguarda más allá. Si la solitariedad es una aspiración no excluyentemente humana, está él con su particularidad para demostrarlo.
Bohemio, va...
Pero hay que habérselas con las ganas de besos, la apetencia táctil, cuando se es todo pluma y queratina. Eco de su cola, una frágil estela malva acompasa el échappé. Quiere emigrar a paraísos infinitos (cualquier estrechez lo abruma). Coreografía del exilio.
Sobre la Imperial Magnitud Mitológica, una lira recita la liturgia de los oprimidos. Ha de sumirse en la profundidad de las leyendas, incitado de transmutación. Draco y Pegaso se unen a la epopeya revolucionaria. El destino y el destierro los convierte en camaradas. Septiembre reclama por la epifanía.
Finalmente, queda su hermosura desmayada en los valles siderales.




4 comentarios:

LORD MARIANVS dijo...

Uno ve las estrellas todas juntitas, formando constelaciones, galaxias y son tan lindas, pero a la vez, son tan grandes las distancias que esas estrellas sin embargo, estan tan lejos una de las otras.

Por cierto, un cisne, en la creamfields de los plumíferos, sería el cancherito insoportable.

GISOFANIA dijo...

Las ficciones del espíritu son encantadoras, ponen magia donde "naturalmente" no la hay. Y a veces la lejanía provoca maravillas como ésas de las constelaciones y galaxias.

El otro comentario me hice reír, pero para mí -entre las aves- el cisne es un dandy: digo, por su vanidad tan elegante...

Livio dijo...

El cisne es un Federico Klemm.

GISOFANIA dijo...

más bien un Gaby Álvarez prófugo de la justicia pitagórica