jueves, 24 de abril de 2008

QUIJOTESCOS LINAJES

Cosas
Vienen las cosas que revuelven
las penas azuladas. Un niño
despierta fantasmas sucios de tiempo
y me acuerdo de morir.
Es como taparse las promesas
para que sean promesas, no
cuerpos ignorantes de su cuerpo.
Filtran la fe en los bodegones.
Alguno habla por teléfono
y el infinito siempre da ocupado.
Esta sangre está acierta
y busca otra alma
en los que roban humo
en la mañana de hoy.


Camas
Añoro la ternura
inexplicable de las calles de Lisboa
y el sol, ese sol, y el Tajo o río
que habla con la ciudad.
El mundo está nublado menos allí,
donde se adensa la tristeza del mundo.
¿Tanta luz sirve para recordar
las condiciones miserables?
¿Uno se abriga del sol metiéndose
en el cansancio de sí?
Aislar la luz es no estar despierto
sino en lo que no fue
y no sé qué soy para mí,
o un animal que busca lo encontrado.
Me cansa la muerte, que no tiene nada dentro.
Hablo a corazón quitado.
Las camas son para otro amor.


País
¿El universo? Claro. ¿El infinito? Además.
¿La carne? Desde luego. Carne celeste
o con un cielo arriba que se nubla cuando tocás
el odio y chocan furias y llueve
un agua triste.
Una vaca pace en el hueso que voy a recordar.
¿Y los que olvidan? ¿Se tapan como indios las vergüenzas?
País
desaparecido en una gorra militar.
¿estás en lo que venga?
Lo que vino es cobardía y desprecio.
Se avisa a Paul Celan: tumbas cavadas en el agua.
Brilla el día.
Me recuerda que no soy árbol y que no tengo raíces /de pájaro.
Vivo vagamente
y nadie me ve entrar


Joseph Brodsky
Cuando un poeta se posa sobre el mundo lo desplaza.
Cuando el pájaro muere, ¿qué pasa?
A lo mejor le falló el corazón por instalar su levedad en su suelo.
0 tenía la memoria cargada con cada vuelo que voló.
En el café Colón de Malabia y Corrientes
los parroquianos conocen la lentitud del tiempo,
el dolor del cariño, la ficción de ser otra cosa, la mesa
donde Joseph Brodsky se para y dice que el exilio fue hoy,
que no hay espanto mayor que el de animal recorriendo su cueva,
que pesan hoscamente los que cayeron combatiendo y que
no hay heridas, sino una gran herida que nadie puede /cerrar.
¡Habráse visto!
¡Como si el pájaro no recorriera las cortinas del cuarto
para que entrase el sol!
¡El sol de nada, la huella infinita de la piedra
en cada pobre amor!
Tendrías que haberte quedado más, aquí,
Joseph o cosmos descuidado,
a la intemperie de costumbre.
No se arrancó del país y yace
lleno de entender todo.



Háganse un favor: lean el discurso de Juan Gelman al recibir ayer el premio Cervantes. Digo, ya que andamos tan carecientes de palabras justas.

1 comentario:

Alicia dijo...

Gracias por el link. La verdad es que si no fuera por este poste ni recordaba la entrega del premio.
Bellísimo.

Por otro lado, hay cosas que prefierp callar hasta que lea El Quijote...

(sí, aún no lo leí,... por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa...)