jueves, 9 de agosto de 2007

El 18 de agosto será un nuevo aniversario de la ejecución de Federico García Lorca por designio de los eternas huestes abominables (cambian de nombre, pero la esencia permanece). Adelantándome a esa fecha, y con la excusa de responder a un pedido reciente, transcribo un poema de aquel andaluz, con cuya exquisitez siempre tendré empatía.

La sombra de mi alma
huye por un ocaso de alfabetos,
niebla de libros
y palabras.

¡La sombra de mi alma!

He llegado a la línea donde cesa
la nostalgia,
y la gota de llanto se transforma
alabastro de espíritu.

¡La sombra de mi alma!

El copo del dolor
se acaba,
pero queda la razón y la sustancia
de mi viejo mediodía de labios,
de mi viejo mediodía
de miradas.

Un turbio laberinto
de estrellas ahumadas
enreda mi ilusión
casi marchita.

¡La sombra de mi alma!

Y una alucinación
me ordeña las miradas.
Veo la palabra amor
desmoronada.

¡Ruiseñor mío!
¡Ruiseñor!
¿Aún cantas?
Seleccionado de los archivos poéticos de A MEDIA VOZ
Bajo el nombre está el link a esa página solicitada, estimados Germán y Fito.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siiiiiiiiiiii aca estoy!!! y cantoooooooooo!!!

(SLM)

GISOFANIA dijo...

no se entusiasme tanto, tampoco. el que guarda siempre tiene. y póngase una bufanda si sale a volotear fuera del nido en estas semanas, resguarde para mí esa apreciada laringe. ¿o es mucho pedir?