La otra, la alguna vez, la fugitiva,
aquella que se fue dejando rastros;
frágil, orgullosa y no vencida.
Este yo, resentido y belicoso,
la espantó con sus razones,
cierto día.
Y partió con su perfume,
la verdadera
(que se oculta y se desvela)
¿Qué fue de ella?
La capaz de prodigios, la hechicera,
la deseosa de camelias y vainilla…
Paradoja sublimada,
venganza del solipsismo,
su partida.
no me mires así, apesadumbrado.
Y no seré quien quiero si no vuelve.
De modo es que lo ruego.
Porque si no estás (como esta noche)
ella seguirá errando, anhelante,
por los siglos de los siglos.
Cada instante.
4 comentarios:
Sí...ahora ver bien el capítulo 6 de Uises de Joyce....
Aún desde ahí, como dice Carlos Marcelo, quizas desde el dolor, la creación esté mas límpida de sensaciones y el mensaje llegue mas claro...
"Carlos Marcelo": suena como protagonista de teleteatro vespertino
"Es la presencia del otro el que hace posible que tu existas de forma real"... diría el maestro Emmanuel Lévinas.
Yo ya había descubierto que más bien es la "otra".
Carlos Marcelo ES un personaje de novela...
"..sonriendo has dicho nombre..." (canta incauto)
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