Insisto: a mí los relatos me vuelan la cabeza. Son un disparo al núcleo de la intelección. Sin embargo, padezco de una atracción fatal por ellos. El lenguaje da cuenta de esa fragmentación y dibuja con sus astillas formas caleidoscópicas como la que sigue a continuación.
Esta agrura que se desboca
volviéndola torva / huracán / hazmerreír.
A través del estilete,
sangría carmesí
las líneas
convergen,
calamidad apelmazada
en postura de sainete.
-en la cúspide-
revolotea la mascota de Atenea.
Caspar deja constancia de su desarraigo (el de ella),
a óleo y grabado.
La levitación suele comportarse como pozo
un Hades inverso que la arroja
a la matriz de los raros,
hacia el fondo.
Cuando la piel se rebela
es la Virtud quien se contrae
catapulta del absurdo
un infinito temporal
provocación.
Qué fragilidad la de su cerámica,
qué desdeño de la heráldica.
en la tarde santa de traición y furia.
4 comentarios:
Pero!... ex mariposa en la foto, cuánto hacía que no escuchaba ésta canción... me voy a sonar los mocos... si serás...
Dejadme llorar
orillas del mar...
ahora que de mi botella
solo resta... ¡la mitad!
Bueno, a lo que ya dije por otros medios qué le puedo agregar...
Podría decir que cambiaría los planes de llorar fracasos frente al mar.
Al final de cuentas "por descuido fui vívtima de todo alguna vez".
llorar los propios fracasos como una forma piadosa de amor.
y si es frente a la absolutez del mar... ¡qué cósmica bendición!
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