A mi amigo Germán
Vagaba yo distraída
y me topé con tu pena.
Pena límpida, aristocrática.
Pena mágica, esférica.
Pena acústica, cándida.
Esquivaba yo la saga trágica
cuando tu pena me hizo señas.
Pena bizarra, viril.
Pena sabia, sacerdotal.
Pena hidalga, vigilante.
Maldecía a la vida –amarga mía costumbre-,
y en tu pena hallé reparo.
Pena dadivosa, fértil, múltiple.
Pena dulce, valiente, emperatriz.
Pena grávida, luciente, mística.
Bufaba mis fracasos ante el espejo,
me mostró el rostro tu pena.
Pena cítrica,
pena arrullo,
pena suave,
pena profunda,
pena cristalina,
pena de guitarras maestras.
Sobre el yermo corazón
tu pena derrama su rocío,
acunándome.
Se dilata el ojo de mi alma.
Bienaventurada transparencia.
Ahora miro al mundo
a través de tu pena:
un retablo del humano dolor.